Más allá del sistema de creencias obtenemos acceso a un nivel cuántico para poder transmutar registros conflictivos y de esta forma ordenar nuestra energía a nivel físico, emocional, mental y espiritual. No tiene restricciones ya que el trabajo es guiado por la sabiduría interior de cada ser humano, en colaboración con sus guías espirituales, información que es decodificada mediante el test muscular. Esto nos indica “el qué, el cómo y el cuándo” del trabajo a realizar. Por este motivo no se producen reacciones adversas sino que nos dirigimos de forma directa a la disolución del conflicto y al desarrollo del potencial.
La existencia del “Campo Energético Humano” ha sido un principio básico de las artes de curación desde hace mucho tiempo. Los hindúes comprendían la fuerza vital vivificadora que impregna y da vida a todas las cosas como Prana, una creencia que se remonta a los 5.000 años. Los chinos pensaban que esta energía se llamaba Chi, una creencia de que si el Chi es desequilibrado en un individuo, el resultado es la mala salud.
A lo largo de la historia, tantas como 97 culturas diferentes y separadas creían en el campo energético humano.
Partiendo de esta intuición y basándose en sus estudios de Medicina tradicional China, Goodheart desarrolló una nueva terapia manual, la Kinesiología Aplicada, en la que definió dos tipos de test muscular.
El testeo muscular consiste en una leve presión que realiza a la altura de las muñecas del consultante y que nos permite establecer un código de comunicación binario con el cuerpo. A través de él podemos acceder al registro celular.
El primero está ligado a músculos específicos (42) en total y a un sistema de correlación de los músculos con los órganos según la concepción funcional de órganos/vísceras de la Medicina Tradicional china.
El segundo tipo de test muscular kinesiológico, en cambio, se aplica de forma más amplia en el principio de comunicación directa con el cuerpo: No está ligado a un músculo específico, es decir cualquier músculo normotónico puede ser utilizado como músculo indicador y se usa como interfaz para articular un diálogo con el cuerpo basado en un código binario fuerte/débil
Son los dos únicos dos posibles estados del músculo en respuesta a la presión o tracción que el terapeuta ejerce en el test y por consiguiente asume como base de este “lenguaje somático” a través del cual se construye un discurso subjetivo que guía al consultante al descubrimiento y toma de conciencia de aquella parte de si mismo que está separada de la conciencia y oculta del sistema de creencias del yo.
Esto permite al terapeuta obtener un feedback directamente del cuerpo sobre sus elecciones operativas de un plan de trabajo.